martes, 16 de mayo de 2017

CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA... R.DARIO

 CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA


Rubén Darío


Canción de otoño en primavera.


Juventud, divino tesoro, 

¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer... 



Plural ha sido la celeste 

historia de mi corazón. 
Era una dulce niña, en este 
mundo de duelo y de aflicción



Miraba como el alba pura; 

sonreía como una flor. 
Era su cabellera obscura 
hecha de noche y de dolor



Yo era tímido como un niño. 

Ella, naturalmente, fue, 
para mi amor hecho de armiño, 
Herodías y Salomé... 



Juventud, divino tesoro, 

¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer... 



Y más consoladora y más 

halagadora y expresiva, 
la otra fue más sensitiva 
cual no pensé encontrar jamás. 



Pues a su continua ternura 

una pasión violenta unía. 
En  gasa pura 
una bacante se envolvía... 



En sus brazos tomó mi ensueño 

y lo arrulló como a un bebé... 
Y te mató, triste y pequeño, 
falto de luz, falto de fe..



Juventud, divino tesoro, 

¡te fuiste para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer... 



Otra juzgó que era mi boca 

el estuche de su pasión; 
y que me roería, loca, 
con sus dientes el corazón. 



Poniendo en un amor de exceso 

la mira de su voluntad, 
mientras eran abrazo y beso 
síntesis de la eternidad; 



y de nuestra carne ligera 

imaginar siempre un Edén, 
sin pensar que la Primavera 
y la carne acaban también... 



Juventud, divino tesoro, 

¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer. 



¡Y las demás! En tantos climas, 

en tantas tierras siempre son, 
si no pretextos de mis rimas 
fantasmas de mi corazón. 



En vano busqué a la princesa 

que estaba triste de esperar. 
La vida es dura. Amarga y pesa. 
¡Ya no hay princesa que cantar! 



Mas a pesar del tiempo terco, 

mi sed de amor no tiene fin; 

a los rosales del jardín...

con el cabello gris me acerco. 


JJuventud, divino tesoro... 

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